¿Por qué los niños pequeños no pueden gestionar sus emociones?
- Susana Ergas
- 13 oct
- 2 Min. de lectura

La respuesta está en el cerebro. El cerebro infantil es como una casa en construcción: tiene los cimientos, pero aún faltan las paredes y el techo. La corteza prefrontal, responsable del control emocional, no madura hasta los 25 años aproximadamente.
¿Qué dice la neurociencia?
El cerebro de un niño pequeño está dominado por la amígdala, la parte emocional que reacciona ante el peligro, el miedo o la frustración. Cuando un niño tiene una rabieta, no está "portándose mal": su cerebro simplemente no tiene las conexiones neuronales necesarias para calmarse solo.
La corteza prefrontal, que permite razonar, planificar y regular emociones, apenas está comenzando a desarrollarse. Por eso los niños viven las emociones con tanta intensidad: para su cerebro, perder un juguete puede sentirse como una verdadera catástrofe.
El papel del adulto: Co-regulación emocional
Los niños necesitan que un adulto les preste su cerebro regulado. A esto se le llama co-regulación: cuando el adulto permanece calmado, valida la emoción del niño y lo acompaña, está ayudando a que su cerebro aprenda gradualmente a regularse.
Acciones clave que deben hacer los adultos significativos:
• Mantener la calma: Tu sistema nervioso regula el suyo.
• Validar sus emociones: "Veo que estás muy enojado, es comprensible".
• Ofrecer presencia: A veces solo necesitan sentirse acompañados.
• Enseñar con paciencia: Repetir estrategias simples de respiración o nombrar emociones.
¿Qué ocurre cuando el adulto no está disponible?
Si un niño enfrenta emociones intensas sin la guía de un adulto disponible emocionalmente, su cerebro permanece en estado de alerta. Esto puede generar:
• Estrés crónico: El cortisol (hormona del estrés) daña conexiones neuronales en desarrollo.
• Dificultades futuras: Problemas para regular emociones en la adolescencia y adultez.
• Inseguridad emocional: Aprenden que sus emociones son "demasiado" o "no importan".
• Estrategias desadaptativas: Pueden desarrollar conductas agresivas, de evitación o de desconexión emocional.
Considera…
Acompañar las emociones de un niño no es mimarlo, es darle las herramientas neurológicas que su cerebro necesita para desarrollarse de forma sana. Cada momento de co-regulación es una inversión en su salud mental futura.
Recuerda: no estás criando niños, estás criando futuros adultos. Y todo comienza con conexión.
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